Arribas y ‘Ocaña’: «Ha sido el mejor de la historia del ciclismo español»
Carlos Arribas presentó esta mañana ante aficionados y periodistas su primer libro sobre ciclismo en solitario, ‘Ocaña’, en la conocida librería Tipos Infames de Madrid. Antes de dicho acto, en el que compartió cartel y curiosidades con el gran Pedro Delgado, el cronista de ciclismo de El País resumió algunos detalles de la personalidad del genio de Priego y que se contienen en un volumen del que la semana pasada os ofrecimos nuestra correspondiente review.
«Ocaña ha sido el mejor de la historia del ciclismo español, aunque no por palmarés«, señaló resuelto Arribas durante una entrevista digital con sus lectores habituales, en la que también explicó por qué no se le tiene en tal consideración entre el público: «Cuando no ganaba, que era muy a menudo, o cuando se caía, otras tantas veces, la prensa española de la época no tenía ninguna piedad con él«. Además, «como su carrera como director deportivo no fue muy exitosa precisamente, el mundillo mezquino del ciclismo español de los ’80 hizo de tampón de su memoria. Se borraron sus hazañas sobre la bici para despreciar su mal genio y sus excentricidades al volante. Y después no se hizo nada por rehabilitarlo«.
«A Ocaña se le puede definir por su carácter y su temperamento únicos, por su principal mandamiento, quizás, que no importaba tanto la victoria cómo la forma de conseguirla, siempre detrás de un riesgo, de una acción de audacia inesperada«, sostiene Arribas sobre ‘el Español de Mont-de-Marsan’, cuyas hazañas, advierte, «solo están al alcance de ciclistas que se consideren predestinados, que vean el ciclismo no como un juego (al ciclismo no se juega, como se juega al fútbol o al tenis), sino como una pelea, como el boxeo. Y las últimas que se han visto en el ciclismo contemporáneo, como, por ejemplo, lo de Landis en Morzine en 2006, desgracidamente poco después se comprueba que son más obra de la química que del alma«.
Es difícil con Ocaña no recurrir al paralelismo con otros mitos caídos, otros genios incomprendidos como José María Jiménez o Marco Pantani. Y Arribas no rehúye la comparación: «Les iguala el carácter, el temperamento, que fue el desencadenante de su destino. Su insatisfacción con lo establecido, el aliento que les obligaba a ser diferentes, y su capacidad para volar solos en las montañas«. Sobre el abulense, matiza: «Existen algunas similitudes (su carácter genial o excéntrico, su muerte joven y trágica, su carisma), pero también diferencias: Chava fue más conformista, no tenía la furia interior que consumía a Ocaña. Y con Chava era muy fácil ser amigo; con Ocaña, casi imposible«.
«Quizás el ciclismo actual no admita personalidades tan fuertes como la suya«, sentencia el autor. «Desde juveniles se amaestra demasiado a los chavales. El que no pase por el aro no llega. Está todo demasiado reglamentado«. Y deja claro: «No veo a ningún español capaz de ganar el Tour de Francia ni de repetir las hazañas de Ocaña, pero como dicen algunos, los españoles son de maduración tardía y habrá que esperar lo inesperado. Soy pesimista, pero habitualmente me equivoco como profeta«. Confiemos entonces y disfrutemos primero con este excelente ‘Ocaña’.
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