La Grande Partenza adriática da comienzo al Giro de Italia 2025
La 108.ª edición de la Corsa Rosa arrancará este viernes 9 de mayo en Durrës (Albania), a orillas de un Adriático que nunca imaginó verse teñido de rosa, y concluirá el 1 de junio en las avenidas imperiales de Roma. Entre ambas fechas, el pelotón recorrerá 21 etapas, 3 413 kilómetros y tres países distintos, con sólo dos jornadas contrarreloj (42,3 km en total) repartidas entre Tirana y el eje Lucca‑Pisa. Habrá seis oportunidades claras para los velocistas, cinco finales de alta montaña, un puñado de trampas quebradas y una buena dosis de sterrato —30 km en total— que invita a soñar con polvaredas dignas de la Strade Bianche. El primer descanso llegará tras los tres días albaneses, antes de que el convoy salte a la península itálica; el segundo, justo después de la crono pisana, ofrecerá un respiro antes de la gran batalla alpina. El menú busca el equilibrio: terreno para rodadores, emboscadas de media montaña y, al final, una pared tras otra que decidirá la maglia rosa definitiva.
Del polvo toscano al cielo alpino: donde se decide la leyenda
La primera semana avanza entre Puglia y Campania con calor, viento y esos repechos que castigan sin que nadie lo note… hasta que llegan los Apenninos. El auténtico cambio de guion, sin embargo, se producirá el domingo 18 de mayo, cuando la carrera trace un bucle Gubbio‑Siena que incluye varios sectores de grava y un final explosivo en la Piazza del Campo. Será el día perfecto para clasicómanos como Wout van Aert o Tom Pidcock pero también para que los aspirantes a la general —si el polvo lo permite— se pongan a prueba antes de la contrarreloj de Lucca‑Pisa (28,6 km llanos salpicados de puentes sobre el Arno). Tras un breve respiro, la caravana subirá hacia el Véneto con un guiño a Eslovenia y un primer bocado alpino en Asiago, preludio de una tercera semana brutal: San Valentino di Brentonico abrirá fuego, el Mortirolo asomará en la 17.ª etapa y, sobre todo, el Colle delle Finestre oscurecerá el horizonte en la jornada reina entre Verrès y Sestriere (203 km, 4 500 m de desnivel y los últimos 8 km de la ascensión sobre tierra suelta). Quien domine allí sólo tendrá que sobrevivir a las celebraciones romanas.
Protagonistas: experiencia eslovena frente a juventud mediterránea
El cartel de 2025 reúne más talento que nunca. Primož Roglič llega con la etiqueta de favorito unánime, respaldado por un Red Bull‑Bora que incluye a Jai Hindley y Dani Martínez como gregarios de lujo. Su gran antagonista será Juan Ayuso, debutante con hambre de historia y arropado por Adam Yates e Isaac Del Toro. Alrededor de ese duelo generacional orbitan cinco antiguos ganadores —Nairo Quintana, Richard Carapaz, Egan Bernal, Hindley y el propio Roglič— más escaladores de largo recorrido como Simon Yates, Mikel Landa o Pello Bilbao y la incógnita romántica de Romain Bardet en su presumible despedida. La nómina de esprinters resulta igual de espectacular: Mads Pedersen, Olav Kooij, Kaden Groves o Sam Bennett lucharán por las volatas de Lecce y Viadana, mientras que Van Aert y Pidcock apuntan tanto a Siena como a las fugas de la alta montaña. Para las cronos, ojo a los europeos Edoardo Affini y Joshua Tarling, candidatos a vestir de rosa en Tirana. En total, 184 corredores de 23 equipos, todos conscientes de que el Giro premia la audacia casi tanto como las piernas.
Leer para seguir pedaleando: Crónicas sobre ruedas: el Giro de Italia
Mayo regala cada año un festín de kilómetros, pero también ofrece horas muertas de traslados, desayunos tempranos y siestas a la espera de la meta. Ahí es donde podéis echar mano de un buen libro como el publicado recientemente por Marcos Pereda: Crónicas sobre ruedas: el Giro de Italia (Libros de Ruta, 2025). A lo largo de 208 páginas, el autor enlaza anécdotas poco contadascon crónicas en la era contemporánea que ayudan a entender la evolución táctica de la carrera. El tono es ágil, casi oral, ideal para intercalar la lectura con el visionado de las etapas por televisión. Más que un libro de historia, es una colección de relatos que recuerdan que, antes de los vatios y los potenciómetros, el ciclismo fue (y sigue siendo) un gran cuento popular.