La difícil tarea de elegir un título para un libro
Han sido varias las personas que nos han comentado lo inapropiado, lo curioso o lo llamativo del título de la autobiografía de Thomas Dekker, que hemos publicado como Mi lucha. Es innegable que a muchos nos viene a la cabeza Adolf Hitler y su Mein Kampf cuando leemos ese título. No obstante, así es como se publicó originalmente en los Países Bajos, con el título Mijn Gevecht, y optamos por traducir literalmente el título, a diferencia de otras ediciones internacionales. En el Reino Unido y los Estados Unidos se ha publicado bajo el título The Descent (El descenso) y en Alemania salió al mercado como Unter Profis (Entre profesionales). Pero en esta ocasión, hemos pensado que la elección del título original no era casual y encerraba un significado en sí mismo, a los autores tampoco se les escaparía la coincidencia. De ahí, la decisión de ser fieles al título original.
Pero la elección del título no es una tarea tan sencilla como parece y no siempre hemos sido fieles al título original en nuestras traducciones. Un claro ejemplo es el libro La rueda de la mentira. Este libro, publicado originalmente como Cycle of Lies, figuraba ya como Ciclo de mentiras en numerosos documentos internos y carpetas de trabajo. Así le llamábamos ya a nuestra criatura antes de su publicación. Hasta que nos llegó la traducción completa por parte del traductor. David Batres nos proponía otro título: La rueda de la mentira, que es el título con el que finalmente se publicó el título. Nos convenció su habilidad para proponer un título que no era una traducción literal, pero que creemos transmitía mejor el significado del título original y sobre todo del libro.
Algo parecido nos sucedió con La etapa decimocuarta. De veertiende etappe en su original en neerlandés, tenía fácil traducción para nosotros: La decimocuarta etapa. La sorpresa saltó cuando su traductora Isabel Pérez van Kappel (que también ha traducido Thomas Dekker. Mi lucha), nos envió la traducción con otro título: La etapa decimocuarta. Había invertido el orden. ¿Por qué? No tenía una explicación única. Por sonoridad, por realzar el sustantivo, porque así le había surgido…Al final, consideramos que era más relevante la etapa que el hecho de que fuera la decimocuarta o la decimoquinta. Aunque no sea algo sin importancia, bien lo saben las personas que han leído este libro. Y por si fuera poco, nuestra diseñadora gráfica Amagoia Rekero nos dijo que era más fácil encajar el título en la portada que estaba trabajando de esa manera, y no a la inversa. Todo cuenta. Así lo dejamos.
Otro título al que le dimos muchas vueltas fue Sky´s the Limit. Sky, el límite es el cielo. Traducirlo, no traducirlo, que si perdía fuerza, que si no era una frase tan empleada en castellano y lógicamente, tampoco podíamos hacer el juego de palabras sin traducir el nombre del equipo…Al final, tomamos la decisión de no decidirnos. Duplicamos el título y lo dejamos en los dos idiomas.
Y así siempre. Bueno, casi siempre. Nos hemos ahorrado este quebradero de cabeza en nuestro próximo libro. Saldrá con su título original: Ventoux.
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