Detrás del sueño de Pekín (por Javier Brizuela)
Escribir un relato sobre la trayectoria vital y profesional de alguien conocido es una actividad literaria que lleva mucho tiempo de moda. La idea de libro biográfico remite a producciones excelsas, así como a otras que son poco menos que una reproducción impresa de los contenidos de Wikipedia. “Samuel, el ciclista de oro” no pretende ser un best-seller, ni una obra premiada por la crítica. Tampoco, claro está, una cronología aséptica. Simplemente, aspira a servir de reconocimiento y de entretenimiento. Reconocimiento a uno de los mejores ciclistas que ha dado España al esforzado mundo del pedal. Entretenimiento para los aficionados fieles a un deporte tan épico como maltratado bajo el fantasma del dopaje.
“Samuel, el ciclista de oro” descubre al hombre exitoso, pero también a la persona normal y corriente. Narra un periplo vital de altibajos. Desde sus primeras andanzas en el País Vasco, alejado de los seres queridos, hasta la lenta agonía de Euskaltel-Euskadi. La caída de la histórica formación naranja supuso un terrible mazazo, amortiguado a última hora por la oferta salvadora del BMC. Los logros de Samuel en la carretera se mezclan, durante todo el libro, con historias personales. Relatos que moldearon, a veces con mucho sufrimiento, el carácter competitivo del campeón ovetense.
En el amplio palmarés de Samu figuran un podio en el Tour y dos en la Vuelta, además de varias victorias de etapa en rondas de prestigio. Eso sí, nada brilla más que el metal dorado conquistado el 9 de agosto de 2008 en Pekín. Ese oro olímpico permanecerá grabado para siempre en la memoria de los que tuvieron la oportunidad de presenciar la gesta. Junto a la carretera o en una cafetería perdida de Asturias, enclave que el azar escogió para que Cándido, el padre de Samuel, llorase de emoción y orgullo.
Los recuerdos del oro de Pekín también serán eternos en el cuerpo de Sánchez. Un tatuaje con los aros olímpicos y la fecha de la hazaña se encargará de ello. En el futuro, cuando rememore aquel día maravilloso, podrá elegir entre dos opciones: narrar la historia o limitarse a señalar su espalda. Allí figurará, día tras día, la señal de su grandeza.
El libro de Nacho Labarga, como se ha indicado al principio del texto, no se limita a exponer una carrera profesional ejemplar. También incide, con los testimonios del protagonista, en el miedo, la esperanza, la pasión, la incertidumbre, la alegría, la decepción. Esos sentimientos que tantos compartimos, seamos o no deportistas de élite. Grandeza y miseria de la condición humana.
Las declaraciones de Samuel se entrelazan con las palabras de sus allegados. De Vanesa, su mujer. Del mencionado Cándido. De amigos y compañeros del pelotón. Entre todos ayudan al autor a trazar un dibujo de la personalidad del ciclista. Samu es cercano, natural y extrovertido fuera de carrera. Un hombre sencillo. Un competidor feroz cuando se sube a una bicicleta, y un ovetense más cuando se baja de ella.
De lectura obligatoria para los amantes del ciclismo, esta biografía autorizada de Samuel Sánchez está expuesta de forma fluida; sembrada de anécdotas que contextualizan la vida de un fenómeno en muchas facetas. Más allá del oro de Pekín.
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