Eddy Merckx: el Caníbal del ciclismo

En el vasto mundo del ciclismo, hay nombres que resuenan con un eco especial, dejando una huella imborrable en la historia de este deporte apasionante. Uno de esos nombres es el de Eddy Merckx, un ciclista belga cuyo legado sigue reverberando décadas después de que dejara su última huella en el pelotón. En este artículo, nos sumergiremos en la vida y carrera de Eddy Merckx, explorando quién era este legendario corredor y cómo su presencia marcó una era dorada en el ciclismo.

Campeón del mundo Ciclismo Ciclismo profesional Merckx  GettyImages-712148173-Grande-202x300 Eddy Merckx: el Caníbal del ciclismo

Eddy Merckx en los Campeonatos del Mundo de 1968 en Imola. (Foto de Rolls Press/Popperfoto/Getty Images)

Los primeros kilómetros de Eddy Merckx: el nacimiento de una leyenda

Eddy Merckx nació el 17 de junio de 1945, en Meensel-Kiezegem, una pequeña localidad de Bélgica. Desde temprana edad, mostró una inclinación hacia las bicicletas, una pasión que pronto se convertiría en su destino. A medida que crecía, sus habilidades sobre dos ruedas se volvían más evidentes, y a los 16 años, ya estaba compitiendo en el mundo del ciclismo amateur.

Su ascenso meteórico en el ciclismo profesional comenzó en la década de 1960, y rápidamente se ganó el apodo de «el Caníbal». Este apodo no solo reflejaba su apetito voraz por la victoria, sino también su capacidad para devorar competiciones enteras, dominando en todos los terrenos y escenarios.

El dominio de Eddy Merckx en el pelotón

Eddy Merckx no solo fue un ciclista talentoso, sino un verdadero tirano en las carreteras. Su carrera estuvo plagada de triunfos asombrosos, abarcando todas las grandes carreras y clásicas que el mundo del ciclismo tiene para ofrecer. Desde la París-Roubaix hasta la Milán-San Remo, pasando por la Vuelta a España y el Giro de Italia, Merckx escribió su nombre en los anales de la historia ciclista con letras de oro. Como grandes hitos quedan las cinco victorias de Eddy Merckx en el Tour de Francia y en el Giro de Italia.

El precio del éxito: controversias y desafíos

Sin embargo, el camino hacia la grandeza no estuvo exento de desafíos y controversias. Merckx fue un competidor feroz, a veces polémico en su búsqueda de la victoria. Su ética de trabajo y dedicación incansable se vieron reflejadas en su obsesión por ganar, lo que generó tensiones y rivalidades en el pelotón.

Además, su carrera se vio empañada por incidentes de dopaje, que llevaron a suspensiones temporales y generaron debates sobre la integridad del ciclismo profesional en la época. Estos aspectos oscuros de su carrera no pueden ignorarse al examinar su legado, pero también sirven como recordatorio de los desafíos y dilemas éticos que enfrentan los atletas en la búsqueda de la grandeza.

El retiro y el legado duradero

En 1978, Eddy Merckx se despidió oficialmente del ciclismo profesional. Su retirada dejó un vacío en el pelotón que sería difícil de llenar. Sin embargo, su influencia no se desvaneció con su retirada; al contrario, su legado sigue vivo en el ciclismo moderno.

Merckx ha dejado una marca no solo como corredor, sino también como embajador del deporte. Después de su retirada, ha continuado siendo una figura influyente en el ciclismo, participando en diversas actividades y eventos relacionados con este deporte. Su contribución a la promoción y el desarrollo del ciclismo es innegable, y su impacto perdura en la cultura ciclista.

Bibliografía recomendada sobre Eddy Merckx

  1. «Merckx. Mitad hombre, mitad máquina» de William Fotheringham: habló con coetáneos de Merckx y aquellas personas que mejor le conocen para descubrir qué es lo que hizo que fuera invencible.
  2. «Eddy Merckx: The Cannibal» de Daniel Friebe: Este libro ofrece una visión detallada de la vida y la carrera de Merckx, explorando su impacto en el ciclismo y su legado perdurable.
  3. «Eddy Merckx. Colección mitos de ciclismo» de Javier Bodegas: Pequeña y amena obra que incluye multitud de anécdotas y una colección de magníficas postales.
  4. «Merckx 525» de Frederik Backelandt: Una obra que celebra los 525 éxitos profesionales de Merckx, esta biografía proporciona una visión completa de su carrera y su influencia en el mundo del ciclismo.
  5. «Eddy Merckx: The Greatest Cyclist of the 20th Century» de Rik Vanwalleghem: Este libro examina a fondo la carrera de Merckx, destacando sus triunfos y las circunstancias que rodearon su época dorada en el ciclismo.

Conclusiones: el legado eterno de Eddy Merckx

En resumen, Eddy Merckx no solo fue un ciclista excepcional, sino una fuerza de la naturaleza en el mundo del deporte. Su enfoque implacable hacia la victoria y su habilidad para superar desafíos lo convierten en una figura única en la historia del ciclismo. A pesar de las controversias que marcaron su carrera, su legado perdura como un recordatorio de la intensidad y la pasión que impulsa a los verdaderos campeones. En el mundo de las bicicletas, el nombre de Eddy Merckx resuena como un eco eterno, recordándonos la grandeza que puede alcanzarse sobre dos ruedas.

La historia del ciclismo a través de los libros: pedaleando a través del tiempo

El ciclismo, ese deporte que combina la pasión por la bicicleta, la resistencia física y la búsqueda de la gloria en dos ruedas, tiene una historia rica y emocionante que se extiende a lo largo de los años. Desde sus humildes comienzos hasta las grandes competiciones que todos conocemos hoy en día, el ciclismo ha dejado una marca imborrable en la cultura deportiva mundial. Pero, ¿cómo llegamos a conocer esta fascinante historia? La respuesta está en los libros, esos tesoros que nos permiten viajar a través del tiempo y explorar el mundo del ciclismo en todas sus dimensiones.

Ciclismo en ruta La rueda de la mentira Lance Armstrong Libros de Ruta Merckx Tour de Francia  28868996462_18f978deda_c-210x300 La historia del ciclismo a través de los libros: pedaleando a través del tiempo Los comienzos del ciclismo: rodando hacia la historia

Para entender la historia del ciclismo, debemos remontarnos al siglo XIX, cuando las primeras bicicletas, conocidas como «velocípedos», comenzaron a aparecer. Estos primitivos vehículos de dos ruedas eran un símbolo de libertad y movilidad en una época en la que el transporte estaba limitado. También sirvieron para la emancipación de la mujer. Los libros de esa época, como «Damas en bicicleta» de F.J. Erskine, nos transportan a esos primeros días de experimentación y emoción.

Con el tiempo, las bicicletas evolucionaron y se convirtieron en máquinas de competición. La primera gran prueba de ciclismo, el Tour de Francia, vio la luz en 1903 y desde entonces se ha convertido en uno de los eventos deportivos más importantes del mundo. A través de libros como «La historia oficial del Tour de Francia» podemos revivir cada etapa de esta carrera icónica y conocer a los héroes que la han dominado.

Grandes campeones: forjando leyendas en el asfalto

El ciclismo no sería lo que es hoy sin sus grandes campeones. Desde Fausto Coppi hasta Eddy Merckx, pasando por Miguel Induráin y Lance Armstrong, cada era del ciclismo ha tenido sus íconos. Los libros biográficos como «Merckx. Mitad hombre, mitad máquina» de William Fotheringham o «La rueda de la mentira» de Juliet Macur nos permiten conocer las historias personales y profesionales detrás de estas leyendas sobre dos ruedas.

Cada campeón tiene su propia historia que contar, y los libros nos brindan una ventana a sus triunfos, desafíos y sacrificios. A través de estas narrativas, podemos apreciar la dedicación y el esfuerzo necesarios para alcanzar la cima del ciclismo y entender por qué estos nombres resuenan en la memoria de los aficionados.

Los libros: guardianes de la historia ciclista

Los libros desempeñan un papel crucial en la preservación de la historia del ciclismo. Desde crónicas detalladas de carreras hasta análisis técnicos, los escritores y autores han trabajadoCiclismo en ruta La rueda de la mentira Lance Armstrong Libros de Ruta Merckx Tour de Francia  libros_LDR-300x224 La historia del ciclismo a través de los libros: pedaleando a través del tiempo incansablemente para documentar y compartir el mundo del ciclismo. Los relatos emocionantes de victorias épicas, derrotas dolorosas y momentos históricos se han inmortalizado en las páginas de estos libros.

No importa si eres un ciclista apasionado, un amante del deporte o simplemente un curioso de la historia, siempre hay un libro que te llevará al emocionante mundo del ciclismo. Los libros también son una fuente invaluable de conocimiento técnico, proporcionando a los ciclistas consejos y trucos para mejorar su rendimiento.

Libros de Ruta: 10 años de compromiso con el ciclismo

En los últimos diez años, nuestra editorial se ha destacado como una de las principales defensoras de la historia del ciclismo. Nos hemos dedicado a la publicación de obras maestras que arrojan luz sobre diferentes aspectos del ciclismo. Con títulos como «Una dura carrera» de Paul Kimmage o «Sócrates en bicicleta» de Guillaume Martin, Libros de Ruta ha demostrado su compromiso con la narración apasionada y precisa de la historia ciclista.

Explora la historia del ciclismo en nuestra librería online librosderuta.com

Si te has emocionado con la historia del ciclismo a través de estas páginas, te invitamos a explorar la librería online de Libros de Ruta. Aquí encontrarás una amplia selección de libros sobre ciclismo, desde biografías de campeones hasta guías técnicas de bicicletas y narrativas de las carreras más emocionantes. Ya sea que estés buscando inspiración, conocimiento o simplemente una buena lectura, encontrarás lo que necesitas para sumergirte en el mundo del ciclismo.

En resumen, los libros son el puente que nos conecta con la rica historia del ciclismo. Desde los primeros velocípedos hasta las hazañas de los campeones modernos, la literatura ciclista nos permite pedalear a través del tiempo y apreciar la belleza y la emoción de este deporte. Y gracias a editoriales como Libros de Ruta, podemos seguir explorando y celebrando esta apasionante historia.

Así que, ya sea que seas un ciclista experimentado o simplemente un entusiasta del deporte, no dudes en sumergirte en nuestra biblioteca de libros de ciclismo y descubrir un mundo de historias por explorar. ¡Feliz lectura y feliz pedaleo! 🚴‍♂️📚

El día que Merckx se convenció de que podría ser invencible en Lavaredo

De todas las fuerzas hostiles a las que temen los ciclistas la nieve húmeda en las montañas es la que más los intimida. Al caer al suelo se derrite, provocando una rociada constante de agua a temperatura que roza la congelación. En un instante el ciclista se verá empapado por lo que le salta desde abajo, mientras que por encima la nieve cae sobre sus brazos y piernas desnudos, mientras el frío les quema la piel. Además del desafío que supone tener que superar pasos montañosos -algo de por sí formidable bajo temperaturas benignas- los descensos son un infierno helado, en el que unos dedos entumecidos tratan de accionar las manetas de freno sin apenas conseguirlo, mientras que las salpicaduras del suelo y los copos de nieve ciegan los ojos mientras estos intentan discernir dónde queda la siguiente curva de herradura. La hipotermia lleva al cuerpo y a la mente hasta el límite. Eso es a lo que se enfrentaron los ciclistas en la tarde de aquella decimosegunda etapa de la carrera de tres semanas que es el Giro de Italia, cuando la carrera se dirigía rumbo a Lavaredo. Aquella mañana había comenzado a llover en la salida, que estaba en Gorizia, y los estuvo empapando a lo largo de todo el día; pero cuando se acercaron a la ascensión final la lluvia se convirtió en nieve.

Por encima de la ciudad de Misurina, la Cima Piccola, la Cima Grande y la Cima Ovest de Lavaredo (Las Tres Cimas) se elevaban como dedos, todas ellas rondando los tres mil metros de elevación, en lo alto de la carretera militar que conduce al refugio Auronzo. Desde 1914 y hasta 1917 estas cimas habían marcado la frontera entre las fuerzas italianas y austriacas; la subida al refugio, a 2333 metros de altitud sobre el nivel del mar, se ha convertido en una de las ascensiones clásicas del Giro de Italia desde 1967. Aquel año, los ciclistas, sufriendo por unos desarrollos nada adecuados y bajo una tormenta de nieve, fueron empujados hasta la cima por los tifosi, por lo que la etapa fue declarada nula; en 1968, para evitar que se repitiera lo mismo, los organizadores pidieron a la policía que se alineara a lo largo de la carretera. Al igual que San Remo, Lavaredo es un lugar clave para el progreso del joven Eddy Merckx en los libros de récords. Aquí, ante la mayor adversidad que había visto el ciclismo de competición hasta la fecha, y a pesar de esa tormenta, Merckx consiguió cerrar un hueco de diez minutos que tenía respecto al grupo de escapados para ganar la etapa y sellar la primera victoria belga en el Giro de Italia.

Cuando llegó a las faldas de las Tres Cimas aquel día, dispuesto a subir la escalinata al Olimpo, Merckx ya sabía lo suficiente sobre el ciclismo profesional. Para un chico católico que había crecido en un pequeño suburbio relativamente cerrado en el que la conformidad lo era todo y en el que se observaban las reglas con gran severidad, el mundo del profesionalismo debió de ser todo un baño de realidad. Como amateur Merckx no había competido demasiado a nivel internacional. No conocía la agresividad común en las carreras italianas. Trataba de no entrar en chanchullos y no compraba ni vendía carreras, a pesar de que al haber ganado tantas carreras desde tan temprano podría haber conseguido una fortuna de hacerlo. Seguro que hubo ocasiones en las que le ofrecieran dinero por «perder» una carrera, pero no hay constancia de que jamás hiciera lo mismo.

(…)

En la salida de la etapa a Lavaredo, el decimoprimer día de carrera, la carrera seguía abierta. Michele Dancelli, el que había quedado cuarto en la Milán-San Remo de 1966 que ganó Merckx, era el portador de la maglia. Era un ciclista rocoso en las carreras de un día, pero como escalador era ramplón y estaba claro que lo iba a pasar muy mal cuando la carrera llegara a los Dolomitas. Merckx estaba en segunda posición, a dos minutos, y entre los favoritos -Merckx, Gimondi, Adorni, Gianni Motta, Italo Zilioli- no había aún nadie que estuviera destacado, así que llegaba el momento de que alguien de este pequeño grupo mostrase sus intenciones. «Llovía en la salida, y era una etapa larga, de doscientos cincuenta kilómetros si recuerdo bien», dice Adorni. «Una tappa mitica». Una etapa para la leyenda.

Al acercarse la penúltima ascensión, el Passo Tre Croce, parecía que un grupo de seis hombres que contaban con una ventaja de diez minutos se disputaría la etapa. Como de costumbre Merckx estaba echando humo por detrás. Todo el mundo apostaba a que Gimondi ordenaría a su equipo endurecer el ritmo desde el principio y evitar así que el belga atacara. Merckx quería ser el primero en soltar el guante, pero Adorni le advirtió que esperara. «No hacía más que repetir “no lograremos atraparlos”, pero yo le decía “espera, todavía no es el momento de declarar la guerra”. Atacó a dos ascensiones de la meta y se escapó. Le pedí al director deportivo que lo detuviera, y me dijo “¿y si me dice que no?”. Y yo respondí “pues si hace falta lo sacas de la carretera. ¡Pero haz el favor de detenerlo!”». Tras un intercambio de opiniones Merckx acabó deteniéndose, simulando un cambio de rueda para que no pareciese que se había detenido de manera deliberada. «En las Tre Croce me miró y le dije “ataca”, Gimondi salió a su rueda y reventó». Tras ello sería el propio Adorni quien saltó en pos del belga. Poco después, cuando el esfuerzo de atrapar a Merckx le pasó factura, el italiano dijo que su líder tendría que arreglárselas solo. «Soy ciclista, no una motocicleta» dijo después de llegar a meta.

Lo que se vio esa tarde en las alturas de Cortina d’Ampezzo fue, básicamente, una carrera de obstáculos, en la que Merckx se abría camino esquivando a los ciclistas que se encontraba carretera arriba, pasando a los que iban más lentos como si estuvieran parados. Ambos grupos, el de la escapada y el pelotón, estaban hechos pedazos. Giancarlo Polidori fue el último en sucumbir, a dos kilómetros de la línea de meta.

Las imágenes de Lavaredo son míticas: Merckx con los brazos descubiertos, apenas visible tras los copos de nieve que caen mientras varios centímetros de nieve se apilan en los márgenes de la carretera, y la gente en la meta cubiertos con impermeables y abrigos. Cruzó la línea, empujó a unos pocos que intentaban mantenerlo erguido y fue cubierto de mantas, todavía con los pies enlazados a su bicicleta por los rastrales. Motta y Zilioli terminaron a más de cuatro minutos, Gimondi a seis… unas diferencias increíbles para una única etapa de montaña. Gimondi, el vigente campeón y favorito tras su victoria en la Vuelta a España aquella misma primavera, apareció más tarde en la televisión italiana con lágrimas en los ojos, pidiendo perdón por haber defraudado a la gente. Los paralelismos con Coppi sobre las carreteras italianas resultaban obvios, y fueron puestos en relieve como correspondía. Los titulares del día siguiente incluían «sua majestia Merckx». Jean Bobet escribió: «Ha resucitado, dándole nuevo lustre, el concepto del campeón que funciona en todos los terrenos, lo que resulta de lo más vivificante para todos nosotros. La última generación de campeones era una generación de especialistas. Van Looy en las clásicas, Anquetil en las vueltas y contrarrelojes, Gaul en las montañas. Merckx es un campeón tanto en las pistas de los velódromos cubiertos durante el invierno, como en la París-Roubaix o en el Tour de Francia». Bobet alababa la sabiduría de Merckx, caracterizándolo como «maduro, con los pies en el suelo, sosegado y deudor de gran parte de sus éxitos a su sentido de la organización. No está disputando una temporada, sino toda una trayectoria». Y no olvidemos que aún no había cumplido los veintitrés años.

El resto del Giro fue un mero formalismo, tal y como se esperaría tras un golpe mortal como ese. Era la primera victoria belga en el Giro, pero ese pequeño logro histórico no significaba nada comparado con la importancia de la victoria para el propio Merckx. Desde que pasó a profesionales había logrado la Milán- San Remo, los mundiales y la París-Roubaix. Se había labrado una gran reputación, había conseguido un fichaje de relumbrón con el que se convertía en el líder en solitario de uno de los mejores equipos del ciclismo y su respuesta fue lograr el Giro. Lavaredo fue el momento de su confirmación. «Una victoria de lo más lógica teniendo en cuenta cómo había corrido, dada su fortaleza física, pero allí comprendió de verdad a lo que podía aspirar», dice Adorni. «Antes, cuando disputaba una carrera por etapas, no sabía de lo que su físico era capaz. No sabía qué podía ocurrir, la fuerza que tenía. Después del Giro y el Tour, hizo lo que quiso».

Fue un punto de inflexión crucial para Merckx en otro sentido: perdió su miedo a las montañas. Se dio cuenta de que ningún escalador era lo suficientemente fuerte como para amenazarlo cuando podía mantener un ritmo y velocidad; podían llegar a sacarle unos metros, pero al final estaba seguro de atraparlos. Esta era la misma regla que habían seguido tanto Coppi como Anquetil, y la misma que seguirían Hinault e Induráin con el paso del tiempo. Merckx también se dio cuenta de que el esfuerzo que le suponía neutralizar a un escalador sobre una montaña no era mucho mayor que el que tenía que hacer en el llano, recuperándose igual de rápido de ambos. Ahora sentía que podía cuidar de sí mismo en todos los terrenos. Estaba listo para el Tour de Francia.

Extracto del libro Merckx. Mitad hombre, mitad máquina, escrito por William Fotheringham. Conseguir el libro en ESTE ENLACE