Programación y horario especial Gran Départ 2023

El Tour de Francia se acerca a Bilbao (en el marco de la celebración del décimo aniversario de nuestra editorial, guiño-guiño) y la semana que viene vamos a tener un horario ampliado y una programación especial en nuestra librería de Bilbao (calle Gordóniz 47B).

Por un lado, abriremos del lunes 26 de junio al viernes 30 de junio de 10 de la mañana hasta las 14, y por las tardes de 16 a 20. Y el 1 de julio, sábado , día de la Grand Départ, estaremos en horario ininterrumpido de 10 de la mañana a 20 de la tarde. Cabe recordar que nuestra librería se encuentra a escasos 10 minutos a pie de la gran salida de San Mamés, por lo que invitamos a todos los aficionados que piensen acercarse a la explanada de San Mamés a ver partir el Tour, a visitarnos antes o después de la salida. Durante ese día, podrá seguirse además la retransmisión del Tour en la pantalla de TV que tenemos en la librería.

Además, hemos organizado varias charlas y la presentación de nuestro libro más reciente: LANDISMO.

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El martes 27, a las 19:00, estarán con nosotros los periodistas especializados en ciclismo Daniel Friebe y Fran Reyes. Daniel Friebe es autor, entre otros, de los libros Ascensiones míticas y Ascensiones secretas, así como de las obras no traducidas al castellano Jan Ullrich. The best there never was y Eddy Merckx. The cannibal. Es, además, conocido por ser una de las voces del conocido podcast de ciclismo The Cycling Podcast. Trabaja también para la televisión británica ITV, para quien estará cubriendo el Tour 2023.

 

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Fran Reyes, por su parte, ha contribuido con sus textos a tres libros colectivos que hemos publicado en Libros de Ruta: El Afilador. Vol. 1, El Afilador. Vol. 2 y El Afilador. Vol. 4. Periodista con una larga trayectoria en el ciclismo, fue jefe de prensa del equipo Kern Pharma, escribe ahora como redactor de ciclismo para Relevo y es también un colaborador habitual de ASO y otras organizaciones ciclistas.

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El viernes 30 de junio, a las 17:00 de la tarde, estarán con nosotros otros dos grandes autores y buenos conocedores del mundo del ciclismo: Andy McGrath y Jorge Quintana. El primero, Andy McGrath, es autor de la biografía de Frank Vandenbroucke Dios ha muerto que publicamos recientemente. Es también coautor de La historia oficial del Tour de Francia junto a Luke Edwards-Evans y Serge Laget. Es también autor de Tom Simpson: Bird on the Wire, libro que ganó el premio William Hill a mejor libro deportivo en 2017. Ha sido editor de la conocida revista Rouleur y actualmente trabaja como freelance. Estará cubriendo este Tour 2023 para Velonews.

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Jorge Quintana, por su parte, es un reconocido periodista especializado en ciclismo y fue el último director del mítico periódico semanal de ciclismo Meta 2 Mil. Es autor de los libros Pedaleando en el infierno y Pedalean do en Purgatorio, además de haber contribuido a los libros El Afilador. Vol. 1, El Afilador. Vol. 2 y El Afilador. Vol. 5. También es autor de Cuervos y palomas y también ha hecho sus pinitos en la literatura infantil.

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Y ese mismo día, 30 de junio, a partir de las 19:00, tendremos en la librería la presentación del libro LANDISMO. Estarán en la presentación, al menos 4 de los 12 coautores. Estará con nosotros el coordinador de este libro y autor del prólogo Marcos Pereda, y también se espera la presencia de Elena Alcalde, Txani Rodríguez y Ramón Espinar. Y nos gustaría invitar a todos los aficionados que puedan estar en Bilbao ese día a celebrar con nosotros la publicación de este libro y a brindar por el décimo aniversario de Libros de Ruta.

¡Os esperamos! Ongi eTOURri!

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El día que Merckx se convenció de que podría ser invencible en Lavaredo

De todas las fuerzas hostiles a las que temen los ciclistas la nieve húmeda en las montañas es la que más los intimida. Al caer al suelo se derrite, provocando una rociada constante de agua a temperatura que roza la congelación. En un instante el ciclista se verá empapado por lo que le salta desde abajo, mientras que por encima la nieve cae sobre sus brazos y piernas desnudos, mientras el frío les quema la piel. Además del desafío que supone tener que superar pasos montañosos -algo de por sí formidable bajo temperaturas benignas- los descensos son un infierno helado, en el que unos dedos entumecidos tratan de accionar las manetas de freno sin apenas conseguirlo, mientras que las salpicaduras del suelo y los copos de nieve ciegan los ojos mientras estos intentan discernir dónde queda la siguiente curva de herradura. La hipotermia lleva al cuerpo y a la mente hasta el límite. Eso es a lo que se enfrentaron los ciclistas en la tarde de aquella decimosegunda etapa de la carrera de tres semanas que es el Giro de Italia, cuando la carrera se dirigía rumbo a Lavaredo. Aquella mañana había comenzado a llover en la salida, que estaba en Gorizia, y los estuvo empapando a lo largo de todo el día; pero cuando se acercaron a la ascensión final la lluvia se convirtió en nieve.

Por encima de la ciudad de Misurina, la Cima Piccola, la Cima Grande y la Cima Ovest de Lavaredo (Las Tres Cimas) se elevaban como dedos, todas ellas rondando los tres mil metros de elevación, en lo alto de la carretera militar que conduce al refugio Auronzo. Desde 1914 y hasta 1917 estas cimas habían marcado la frontera entre las fuerzas italianas y austriacas; la subida al refugio, a 2333 metros de altitud sobre el nivel del mar, se ha convertido en una de las ascensiones clásicas del Giro de Italia desde 1967. Aquel año, los ciclistas, sufriendo por unos desarrollos nada adecuados y bajo una tormenta de nieve, fueron empujados hasta la cima por los tifosi, por lo que la etapa fue declarada nula; en 1968, para evitar que se repitiera lo mismo, los organizadores pidieron a la policía que se alineara a lo largo de la carretera. Al igual que San Remo, Lavaredo es un lugar clave para el progreso del joven Eddy Merckx en los libros de récords. Aquí, ante la mayor adversidad que había visto el ciclismo de competición hasta la fecha, y a pesar de esa tormenta, Merckx consiguió cerrar un hueco de diez minutos que tenía respecto al grupo de escapados para ganar la etapa y sellar la primera victoria belga en el Giro de Italia.

Cuando llegó a las faldas de las Tres Cimas aquel día, dispuesto a subir la escalinata al Olimpo, Merckx ya sabía lo suficiente sobre el ciclismo profesional. Para un chico católico que había crecido en un pequeño suburbio relativamente cerrado en el que la conformidad lo era todo y en el que se observaban las reglas con gran severidad, el mundo del profesionalismo debió de ser todo un baño de realidad. Como amateur Merckx no había competido demasiado a nivel internacional. No conocía la agresividad común en las carreras italianas. Trataba de no entrar en chanchullos y no compraba ni vendía carreras, a pesar de que al haber ganado tantas carreras desde tan temprano podría haber conseguido una fortuna de hacerlo. Seguro que hubo ocasiones en las que le ofrecieran dinero por «perder» una carrera, pero no hay constancia de que jamás hiciera lo mismo.

(…)

En la salida de la etapa a Lavaredo, el decimoprimer día de carrera, la carrera seguía abierta. Michele Dancelli, el que había quedado cuarto en la Milán-San Remo de 1966 que ganó Merckx, era el portador de la maglia. Era un ciclista rocoso en las carreras de un día, pero como escalador era ramplón y estaba claro que lo iba a pasar muy mal cuando la carrera llegara a los Dolomitas. Merckx estaba en segunda posición, a dos minutos, y entre los favoritos -Merckx, Gimondi, Adorni, Gianni Motta, Italo Zilioli- no había aún nadie que estuviera destacado, así que llegaba el momento de que alguien de este pequeño grupo mostrase sus intenciones. «Llovía en la salida, y era una etapa larga, de doscientos cincuenta kilómetros si recuerdo bien», dice Adorni. «Una tappa mitica». Una etapa para la leyenda.

Al acercarse la penúltima ascensión, el Passo Tre Croce, parecía que un grupo de seis hombres que contaban con una ventaja de diez minutos se disputaría la etapa. Como de costumbre Merckx estaba echando humo por detrás. Todo el mundo apostaba a que Gimondi ordenaría a su equipo endurecer el ritmo desde el principio y evitar así que el belga atacara. Merckx quería ser el primero en soltar el guante, pero Adorni le advirtió que esperara. «No hacía más que repetir “no lograremos atraparlos”, pero yo le decía “espera, todavía no es el momento de declarar la guerra”. Atacó a dos ascensiones de la meta y se escapó. Le pedí al director deportivo que lo detuviera, y me dijo “¿y si me dice que no?”. Y yo respondí “pues si hace falta lo sacas de la carretera. ¡Pero haz el favor de detenerlo!”». Tras un intercambio de opiniones Merckx acabó deteniéndose, simulando un cambio de rueda para que no pareciese que se había detenido de manera deliberada. «En las Tre Croce me miró y le dije “ataca”, Gimondi salió a su rueda y reventó». Tras ello sería el propio Adorni quien saltó en pos del belga. Poco después, cuando el esfuerzo de atrapar a Merckx le pasó factura, el italiano dijo que su líder tendría que arreglárselas solo. «Soy ciclista, no una motocicleta» dijo después de llegar a meta.

Lo que se vio esa tarde en las alturas de Cortina d’Ampezzo fue, básicamente, una carrera de obstáculos, en la que Merckx se abría camino esquivando a los ciclistas que se encontraba carretera arriba, pasando a los que iban más lentos como si estuvieran parados. Ambos grupos, el de la escapada y el pelotón, estaban hechos pedazos. Giancarlo Polidori fue el último en sucumbir, a dos kilómetros de la línea de meta.

Las imágenes de Lavaredo son míticas: Merckx con los brazos descubiertos, apenas visible tras los copos de nieve que caen mientras varios centímetros de nieve se apilan en los márgenes de la carretera, y la gente en la meta cubiertos con impermeables y abrigos. Cruzó la línea, empujó a unos pocos que intentaban mantenerlo erguido y fue cubierto de mantas, todavía con los pies enlazados a su bicicleta por los rastrales. Motta y Zilioli terminaron a más de cuatro minutos, Gimondi a seis… unas diferencias increíbles para una única etapa de montaña. Gimondi, el vigente campeón y favorito tras su victoria en la Vuelta a España aquella misma primavera, apareció más tarde en la televisión italiana con lágrimas en los ojos, pidiendo perdón por haber defraudado a la gente. Los paralelismos con Coppi sobre las carreteras italianas resultaban obvios, y fueron puestos en relieve como correspondía. Los titulares del día siguiente incluían «sua majestia Merckx». Jean Bobet escribió: «Ha resucitado, dándole nuevo lustre, el concepto del campeón que funciona en todos los terrenos, lo que resulta de lo más vivificante para todos nosotros. La última generación de campeones era una generación de especialistas. Van Looy en las clásicas, Anquetil en las vueltas y contrarrelojes, Gaul en las montañas. Merckx es un campeón tanto en las pistas de los velódromos cubiertos durante el invierno, como en la París-Roubaix o en el Tour de Francia». Bobet alababa la sabiduría de Merckx, caracterizándolo como «maduro, con los pies en el suelo, sosegado y deudor de gran parte de sus éxitos a su sentido de la organización. No está disputando una temporada, sino toda una trayectoria». Y no olvidemos que aún no había cumplido los veintitrés años.

El resto del Giro fue un mero formalismo, tal y como se esperaría tras un golpe mortal como ese. Era la primera victoria belga en el Giro, pero ese pequeño logro histórico no significaba nada comparado con la importancia de la victoria para el propio Merckx. Desde que pasó a profesionales había logrado la Milán- San Remo, los mundiales y la París-Roubaix. Se había labrado una gran reputación, había conseguido un fichaje de relumbrón con el que se convertía en el líder en solitario de uno de los mejores equipos del ciclismo y su respuesta fue lograr el Giro. Lavaredo fue el momento de su confirmación. «Una victoria de lo más lógica teniendo en cuenta cómo había corrido, dada su fortaleza física, pero allí comprendió de verdad a lo que podía aspirar», dice Adorni. «Antes, cuando disputaba una carrera por etapas, no sabía de lo que su físico era capaz. No sabía qué podía ocurrir, la fuerza que tenía. Después del Giro y el Tour, hizo lo que quiso».

Fue un punto de inflexión crucial para Merckx en otro sentido: perdió su miedo a las montañas. Se dio cuenta de que ningún escalador era lo suficientemente fuerte como para amenazarlo cuando podía mantener un ritmo y velocidad; podían llegar a sacarle unos metros, pero al final estaba seguro de atraparlos. Esta era la misma regla que habían seguido tanto Coppi como Anquetil, y la misma que seguirían Hinault e Induráin con el paso del tiempo. Merckx también se dio cuenta de que el esfuerzo que le suponía neutralizar a un escalador sobre una montaña no era mucho mayor que el que tenía que hacer en el llano, recuperándose igual de rápido de ambos. Ahora sentía que podía cuidar de sí mismo en todos los terrenos. Estaba listo para el Tour de Francia.

Extracto del libro Merckx. Mitad hombre, mitad máquina, escrito por William Fotheringham. Conseguir el libro en ESTE ENLACE

Llega EL ÁGUILA DE TOLEDO. La biografía de Bahamontes, ya a la venta

A las puertas del día de libro y de nuestro décimo aniversario, os presentamos este libro escrito por el periodista británico, afincado en España, Alasdair Fotheringham. Se trata de una completa biografía de Federico Martín Bahamontes, el primer español en ganar el Tour de Francia. Fue en 1959. El Águila de Toledo es historia del ciclismo y uno de los últimos testigos vivos de un ciclismo de otra época.

Federico Martín Bahamontes, el Águila de Toledo, es considerado por muchos como el mejor escalador de la historia del ciclismo. El primer español en ganar el Tour de Francia y seis veces campeón de la agotadora clasificación de la montaña, se convirtió en un héroe nacional en una España que trataba de recuperarse después de la devastación y las atrocidades de la Guerra Civil. De hecho, su éxito se debió en gran parte a la guerra.

Cuando la rebelión nacionalista del General Franco se alzó frente a la República elegida democráticamente en 1936, vastas zonas del país quedaron empobrecidas y desesperadas. Al borde de la inanición, el joven Bahamontes se dedicó al ciclismo como un medio para vender productos del mercado negro, antes de darse cuenta de que el deporte le ofrecía un futuro más lucrativo. Siguió una impresionante carrera amateur, que lo llevó a su debut en el Tour en 1954, cuando ganó la clasificación de la montaña en su primer intento. El éxito y un estilo de correr carismático, pero temperamental, le dieron fama en casa y en el extranjero, así como controversia.

Hoy, a pesar de su apropiación por el franquismo, sigue siendo el padrino del ciclismo español y un excéntrico deportista con una fuerza de voluntad fenomenal. También es uno de los pocos testigos vivos de la época dorada del ciclismo y, como descubrió Alasdair Fotheringham cuando lo entrevistó para esta apasionante biografía, está más que listo para contarlo.

El libro, que estará disponible en librerías a partir del 20 de abril, puede comprarse ya en preventa en el siguiente ENLACE

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