

Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo.
Biografía de Juan Manuel Santisteban, ciclista cántabro del equipo KAS que se dejó su vida en una carretera italiana en 1976 miestras disputaba su primer Giro de Italia.
Santisteban no fue Coppi, ni Poblet, ni Luis Ocaña. No ganó el Tour de Francia, ni el Giro de Italia, ni siquiera la Vuelta a Guatemala. Aunque lo cierto es que no anduvo lejos de adjudicarse ésta. Su palmarés, aunque no sea deslumbrante, muchos quisieran tenerlo para sí.
Sus hitos deportivos fueron la Vuelta a Asturias, dos etapas de la Vuelta a España y varios parciales más en la vueltas a Cataluña, Cantabria, Dauphiné etc. Tampoco esas victorias han estado al alcance de cualquiera.
No es por eso solo por lo que Santisteban merece que se le dedique un libro. Tampoco porque dejara su vida en una carretera italiana miestras disputaba su primer Giro italiano, formando parte del poderoso equipo KAS.
Juan Manuel Santisteban es uno de los pocos españoles que, habiéndose dedicado al ciclismo, se ha hecho acreedor de que su vida sea publicada.
Otros muchos ciclistas españoles que poseen palmarés mucho más notables, en cambio no han tenido hasta la fecha la satusfacción de ver que sus perspectivas de vida hayan sido editadas.
Esto se debe a la huella que dejó entre todas aquellas personas que lo conocieron. y es que, mientras casi todos nos esforzamos en esta vida por ser personas rectas, Santisteban en cambio y simplemente, lo era.
Desde su nacimiento hasta que se partió la cabeza en una curva, a las faldas del Etna, mientras un compañero se esforzaba en gritarle que mirara para delante, que pensara en él por una vez, y no en quienes le seguían y a quienes quería reintegrar a toda costa al pelotón.
Así, Santisteban, el hombre bueno por excelencia, fue, mientras tuvo la obligación de trabajar para sus compañeros, el más fiel escudero, un hombre que no tendría precio en el pelotón actual.
Para desdoblarse, siempre que su director le daba libertad de acción, y convertirse en el Quijote que escapaba solo, rodando con una potencia inusitada durante decenas y decenas de kilómetros, sin descanso, hasta alcanzar la llegada en solitario.
Santisteban, escudero y Quijote, recibe en este libro el homenaje, también dedicado a su vida e hijos, de sus antiguos compañeros, Galdos, Melero, González, Linares, menéndez, etc. y de su amigo Ángel Santisteban, e incluso de Induráin, Poblet y Moser.